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Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1998.
Creo que el lector crítico es apócrifo, puesto que en las travesías tejidas por su mano y su mirada se deshacen la legalidad del origen como causa finalista del sentido y la negociación de la fuga inasible de la palabra.
Ese es movimiento de un lector apócrifo que traviesa el conjunto de los estudios críticos sobre la obra de Jorge Luis Borges, César Bruto, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Vicente Leñero, José Lezama Lima, Tomás Eloy Martínez; Juan Carlos Onetti, Hécto Germán Oesterheld, Ricardo Piglia, Juan Rulfo, Manuel Scorza, César Vallejo y Rodolfo Walsh.
Lecturas en las que la piel de la mirada se desliza por la rugosidad sin límites de las inserciones, laberintos interminables de la confabulación que la mano y el ojo tejen y traman sin clausura y sin destino.
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