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El dispositivo narrativo de la saga de Jorge Cáceres, que se continúa con la novela Todo viene del pasado, se da leer como una polifonía de voces y perspectivas diversas puestas en juego a través de los relatos de personajes atravesados por las intervenciones del protagonista. Las operaciones excéntricas de las historias tejen y elucidan conjeturas; las voces imbricadas y las conspiraciones solapadas se suceden en las secuencias de acontecimientos plurales y sinuosos, como si el azar se complotara al poner en tensión la sutil diferencia entre el original y la copia, entre la verdad y la falsificación. Jorge Cáceres, un vendedor de libros raros, vive y reflexiona a partir de los artificios de la omisión y de la labilidad de las máscaras. El diferimiento de voces, como recurso de elisión, configura un sistema paradójico que hace de esta novela una notable variación de la narrativa policial negra. Roberto Ferro, consumado innovador de las convenciones del género, construye el entramado de Todo viene del pasado desde la mirada estrábica de su protagonista que persigue una incógnita velada en las cartas de Manuel Puig. Ana Abregú. |
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